La existencia humana es creación, y lo es desde la mejor de las voluntades. Vayamos hacia delante en la consideración de compartir y de ser con complacencia. Procuremos reservar algunas fuerzas. Persigamos la realidad: seamos lo más coherentes que podamos. Insistamos desde la moderación. Ahora digo lo siguiente: Giro hacia ti, y creo que te veo de algún modo. Nos ennoblecemos con la panorámica más estimada y querida. Somos en la noche que nos presenta grandes apuestas que nos harán ganar la partida de la misión que hoy convertiremos en posible. Hemos acordado imposiciones de reclamos estimados, de sensaciones densas que nos introducen en ese campo abonado que nos aportará un poco de mejoría. Somos en las destrezas y en las distracciones que nos procuran estar muy bien. Estamos.
Impostamos la voz con un recuerdo que nos inculca lo que debería ser una directriz a tener en cuenta por parte de todos. Suplimos las carencias con más comprensión de los fallos, que son muchos, porque hacemos muchas cosas. No es una aceptación sin más: es contextualizar lo que sucede. Creemos en lo que resolvemos, y con un fin solidario nos tratamos de ubicar como parte de un escenario que nos cuaja de protagonistas secos. Hemos pedido considerar un espacio que nos prefiere con una voluntad nueva. Ejercemos en estos tiempos que son de tránsito. Todos seremos capaces, si lo deseamos, si nos defendemos con cordura y compromisos personales y colectivos.
Los sesgos de la voz nos plantean recreaciones de memorias que nos dan calor en todo ese instante que sabe a reforma con planes de impresiones positivas. No hemos sacudido ese peso que nos genera un poco de desazón. Nos cubrimos las espaldas con las últimas caricias, que saben a tales. Nos hemos promovido como parte de un movimiento con el que crecimos hacia un sinfín de sensaciones que hemos de rediseñar como muy nuevas. Imagino que juntos podemos estar en otro papel, con unos fines no determinados, buscando una libertad que nos imprima el mejor de los caracteres.
Hemos supuesto referencias: estimo que no es una buena actitud ahora que recreamos el instante que sabe a suspicacias con unas señales que se llenan de humos que nos impiden ver lo que podría ser radiografía con señales de algo de sensatez. Vivimos una vez, y con esperanzas hemos de aspirar la postrera sensibilidad que nos añade sesgos y planes sin penumbras. Veremos lo que pasa mientras sucede, y trataremos de conseguir ese grado que llamamos experiencia, que comunicaremos para no agotarnos y para aprovechar con sigilo aquello que puede ser. Cultivemos lo que nos ofrece una resolución de conflictos que nos debe hacer más humanos. La comunicación, como reiteramos, es clave.
La memoria nos falla de vez en cuando. Eso no es malo. Hemos de apostar por las intenciones que nos saben a resultados con frecuentes diferencias que nos ponen en un sitio hermoso que sabe a todo y puede que a nada. No vamos a vivir entre fermentos de permanencias y deseos. La honradez nos suelta hacia ese entusiasmo en el que nos seguimos con preferencias y permanencias de una señal que, con gusto, es algo más. Nos pedimos subir un peldaño que hoy ya no nos invita a estar solos. Lo hablamos. Subamos cada vez que podamos la escalera: hallaremos en ese camino asuntos muy interesantes. El aprendizaje queda. Pensemos en tenerlo más claro. Expliquemos con brevedad e ilustrando lo que hacemos y lo que defendemos. Alentemos los espacios en los mejores tiempos. La vida es creación, creación enamorada y comunicativa.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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