El proceso es, sigue, continúa, nos afirma en sus pros y hasta con sus contras: hablamos de la comunicación, la nueva, la de siempre. Hagamos análisis y balances de lo que hacemos, de lo que sucede, de cuanto nos rodea. Veamos las necesidades y optimicémoslas. Cuadremos los números y hagamos que las formas se amolden a las consideraciones en las que podemos mejorar tácita y fuertemente. Nos hemos de proponer conformaciones de realidades queridas. Hemos de ser en la voluntad de las partes, que se han de juntar para ser más en el todo completo que individualmente. No sigamos por caminos que nos aclaran muy poco lo que deseamos ser. Las inquietudes nos han de realizar como personas, e incluso mucho más extensamente. No justifiquemos porque sí, y ponderemos con razones sujetas a las voluntades más tiernas.
Las diversiones nos han de añadir con efectos de retardos sonados y sonoros. No digamos que somos capaces y hagamos que la ejecución de la misma vida nos conduzca por campos abonados y húmedos a punto de florecer. Nos hemos de agasajar con fusiones que solventen cualquier necesidad y que afronten las controversias o incertidumbres que se puedan ir produciendo. Nos hemos de hacer mucho más caso para salir adelante sin mercantilismos y apoyando las causas buenas que nunca han de desfallecer.
Nos hemos de mirar a la cara y ver cuanto ocurre con la impresión de una verdad que hemos de pronunciar al unísono. Hagamos que el don de la vida nos permita sortear todo género de obstáculos, que nos han de plantear la voluntad como deseo, y éste como hecho nada anecdótico. Hemos de vivir la apuesta con una luz creíble, excepcional, extraordinaria. No permitamos que la retórico nos transporte a un mundo que no comprendemos. Hagamos que el tono sea un poco más memorable. Hemos de insistir.
La existencia humana nos ha enseñado a considerar que las cosas son como son, o algo mejor incluso. Es la historia, su experiencia, lo que nos transmiten. Hemos de apuntar todo lo alto que podamos para que la sensación sea considerable, considerada, justa, medida, hecha con el tono que nos gustaría y nos complacería desde la visión mancomunada. Nos hemos de hacer fuertes en la debilidad de la justicia que ha de ser participada a la inmensa mayoría. Ajustemos los procesos.
Hacemos cuentas que no siempre salen. Por favor, aprendamos de ello. Por eso hemos de dedicar un tiempo razonable a lo que nos viene cada día, a lo que nos alienta con una premisa definida por diversos órdenes. Es bueno que sigamos varias posibilidades. Seamos sensatos, todo lo que podamos. Hemos de subrayar lo que nos gusta, lo que nos complace, lo que nos adiestra en este universo de planteamientos y sensaciones novedosas. Hagamos caso al corazón, que, en la primera aproximación, puede, o debe. Con él no ha de faltar la comunicación. Lo que viene a continuación es mucho. Tengamos los ojos listos para captar cualquier movimiento o excusa. Hay necesidades, como ya se ha dicho, que hay que afrontar, mejorar y superar. Aunque no siempre lo percibamos, la comunicación está en marcha y apuesta por un proceso que consideramos imparable.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario