El periodismo es un oficio, una profesión que ha consolidado los mejores valores de las sociedades democráticas, en las cuales se erige como uno de sus sustentos principales. Sin su ejercicio libre no podemos hablar de la consabida pluralidad y de las libertades que precisa una sociedad autónoma y madura. Es cierto que los actuales problemas de la profesión, por la responsabilidad que alberga, por las condiciones que defiende y que vive, merecen una pronta solución, en la idea de que todos saldremos ganando, los periodistas y la ciudadanía en general. Precariedad, bajos salarios, falta de medios humanos y una transformación de las rutinas y métodos de trabajo con la incorporación de las nuevas tecnologías conviven con los tradicionales manuales que nos insisten en que hemos de tener tiempo para acudir a varias fuentes y para consolidar todos los derechos de manera ponderada. En ese tránsito nos encontramos, y sobre él debemos realizar lecturas e interpretaciones que tengan las visiones del conjunto de la sociedad, que es la depositaria primigenia del derecho a la información. La pasión no ha de faltar en esa búsqueda del fortalecimiento del papel del periodista. Hallamos en él relevancia, encontramos problemas, y, sobre todo, hemos de dar con soluciones.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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