No olvides que en el equilibrio está la virtud y el conocimiento. Ten presente que el ruido es un mal compañero y que el silencio nunca es rentable. Hazte visible desde el respeto y la prudencia. Sigue los consejos de tu corazón, y, sobre todo, aprende a ser tú mismo y a dejar que los demás también lo sean.
Te esperamos en el próximo número.
Juan Tomás Frutos.
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