con requisitos que nos dejen
donde la emoción
es ideal e idealista.
Calculemos las formas y fortunas
que nos transportan donde la emoción
es todo y nada, una pura realidad.
Invitemos al corazón
a ser con lealtad,
procurando que las ganas
de vivir se manifiesten
con cordura y salubridad.
Nos arreglamos desde el afán
de ser en la eternidad
de la existencia divina,
que nos aguarda.
que nos aguarda.
Juan T.
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