Ganemos esa partida
que nos puede reconocer
por igual,
con fórmulas de pureza,
de amor, de entrega.
Amemos al prójimo.
Hemos de servir
entre atisbos de amor.
Nos sirven la vida
y sus anhelos de libertad
para darnos la ocasión
de ser en la destreza misma,
con reglas de colores.
Practiquemos la solidaridad.
Nos hemos de estimar
con resortes de pasiones
con las que alimentar
cuanto somos, donde somos,
con un sí de presencia
cargada de coraje celestial.
Nos pedimos serenidad
en el cariño,
que debemos sustentar.
Juan T.
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