Coloquemos la bandera donde se ve, donde se entiende, donde nos participamos con cesiones y amistad. Pongamos el himno del amor y del buen humor basado en el optimismo y en la ilusión por lo humano.
Y hagamos todo lo posible por defenderla. Hablo de la bandera del corazón, la que mejor nos puede guiar, la que no nos manchará, las que nos invitará a hablar y a darnos un mañana.
Hemos de izarla tan alto como podamos. Hagamos lo necesario para que todos la vean.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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