Te propondré
ir al cielo,
y vernos en ese mundo
que hemos creado
desde el amor.
Te diré
que la solución,
y es verdad,
es el amor que nos mantendrá
tan vivos
como seamos capaces
de demostrar.
Calcularé
cuanto queda, lo que es,
y te diré que sí
con un gramo de felicidad,
que plantaremos juntos
para dar
con las estrellas del firmamento.
Te reclamaré
un poco de atención,
e intentaré estar a la altura
de mil circunstancias cariñosas
que suavemente obrarán
el milagro esperado.
Te lo propondré;
y, aún antes de hacerlo,
ya aguardo respuesta.
Juan T.
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