sábado, 14 de febrero de 2015

EL AMOR DE CADA DÍA

Es sencillo felicitar en nombre del amor. Con su denominación se ha efectuado de todo: bueno, regular y no tan óptimo. Lo deseable, no obstante, es que el cariño sea verdadero, que lo sintamos, que lo experimentemos, que nos transforme en positivo.

Mi meta es que amemos, que nos mejoremos, que nos presentemos cómplices del destino, que nos hallemos interiormente, y que sepamos que, por encima de todo, está el ser humano, que ha de medir los derroteros cotidianos.

Hoy, dicen, es el Día del Amor. Yo deseo que cada instante de nuestras vidas estemos enamorados al completo y de cuantos más mejor: de nosotros mismos, del trabajo, fomentando la salud, persiguiendo que tengamos, todos/as, lo mínimo para la dignidad personal y societaria, y dando, en paralelo, con esas caricias que nos procuran la dicha mesurada y también altiva.

Mi anhelo es que jamás nos falte el amor. Mi consejo es que lo abonemos sin esperar nada a cambio. ¡Buen día!


Juan Tomás Frutos.

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