Restauramos los anhelos de una juventud que nos pertenece porque la vivimos en paz y en comunión con los demás. Formalizamos mucho. Queda.
Nos esforzamos en el día a día por dar con los elementos que nos apartan de cuanto fue extraño. Hemos sugerido y vivido.
Nos las apañamos como podemos con exposiciones de caricias que nos conducen por sendas de querencias aplicadas.
No hay vacío. Hemos apostado y casi ganado en la nueva expresión de lo distinguible. Nos hemos reclamado todo.
Las existencias tienen criterios que se comparten con empatías que nos explican lo que fue y cuanto será. Hemos vehiculado las pláticas. Aprendemos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario