Predices la
emoción aún antes de que ocurra. Vas camino de la gracia que te hará eterno.
Puede ser y es en la noche que compartes en plena tarde. Has podido porque has
seguido. La voluntad mueve montañas. Eres fuerte, un héroe en la Tierra.
Te congratulas
con las libertades interiores que procuran lo que antes fuimos y lo que
volveremos a ser en la trayectoria que es seguimiento con anonimato único. Nos
podremos decir mucho. Aprendemos de tu ejemplo. Hemos servido de testigos. La
claridad aumenta.
Activas tus
extraordinarios recursos interiores. Estás preparado para el momento. Todo
coincide. Es el guión de una película soñada, rememorada, puede que incluso
vivida anteriormente. No faltan energías. Lo palpas y lo expones.
Aclaras, defines
y determinas las ideas, y, entre el deseo y el caos, avanzas, que es lo que
pides de ti mismo. No importa el ritmo. Se puede ir despacio, pero lo normal es
ir hacia delante, y es precisamente lo que llevas a cabo. Te das las gracias en
el instante de partir hacia la gloria efímera. Sabes que no es por el éxito: es
por ti.
Rozas el
sentimiento de quienes te antecedieron y te reclamas esa gallardía que te hará
protagonizar las facetas más singulares. Has sido. Puedes. Elucubras.
Las caricias que
tuviste te encienden, conscientes de que esta era, corta, será agridulce. De
todo se aprende: eres consciente de ello. Ahora precisas concentración, y con
ella progresas. Todo será cuando deba ser. Te has propiciado la ocasión, y, en
este breve segundo en el Cielo, toca aprovecharla. Seguro que lo harás.
Juan Tomás Frutos.
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