Sueña el amor
con tenerte en esta tarde, y te posee en una entrega agridulce, separada, unida
igualmente, señalizada, sin camino aparente.
Te vuelcas en la
esperanza que surge por doquier, y para siempre marchas por un itinerario que sabe
a sensaciones gratas.
Nos hemos de
ubicar en la paciencia infinita que nos destaca cuanto es y tiene sentido, que
no es fácil de descifrar.
Se presenta lo
mejor, pero con su peaje, que devora ánimos, pero no los consume. Eres fuerte.
Lo sabes, lo demuestras. Hemos aplicado normas y aspirado secuencias tiernas.
Calcas el poder
de siglos de historia, y superas con buenos criterios, con óptimas artes, con
benevolencia, las conclusiones de un afán que se introduce como mayúsculo. La
fortuna crece.
Hablas con
hechos, en los eventos que no son costumbre sino razón antropológica de un ser
excepcional ante la Naturaleza, que se multiplica. Eres un imán de buenos
propósitos.
Te has
convertido en una divisa, en un emblema, y recorres leales almas sabiendo de la
predisposición de los amigos, que son aliados. Has abonado bien en territorios
que no son de prueba.
Suenan los
clarinetes. Das el primer paso, y el ciclo, de nuevo, nos aúpa hacia
sentimientos puros. Hay peligro, como en tantos acontecimientos existenciales,
pero de alguna manera sabemos que todo irá bien. Has, hemos, dado con la
plenitud. Es por la actitud.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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