Nos
ata la vida
a
este lugar apasionado
que
es ese punto de destino
como
lo fue de origen.
Da
igual donde estemos:
a él
volveremos.
Soñamos
con el placer
que
nos supone
navegar
por sus aguas,
llegar
a tierra firme
y
sentirnos seguros,
amar
y ser amados.
Nos
ata la vida
a
sus circunstancias definidas,
y
somos en el trance
que
nos predice e invita
a
que todo sea más y mejor.
Es
la naturaleza de las cosas,
aquí,
en nuestra tierra,
porque
lo es,
porque
en ella somos
ese
todo que justifica
un
grado de superación
y de
felicidad.
Sí,
estamos atados a ella,
y
una vuelta más que le brindaremos.
Juan Tomás Frutos.
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