Nos soñamos en
este nuevo día que nos recoge para llevarnos en brazos. Es bueno que lo veamos
desde el principio para que la interpretación sea la correcta. A veces nos
acostumbramos a pieles que no percibimos. Valoremos lo que tenemos, que es
mucho. No perdamos el milagro.
Nos hemos de
sorprender con caricias. Hagamos lo posible. Nos buscaremos con recuerdos que
han de servir para incrementarnos desde la apariencia que consolida poco a poco
la realidad.
Reservemos
espacios con los que comulgar con molinos que nos lleven donde el viento nos
regala su frescor. Nos mostraremos con la calma del que sabe que hace lo que
debe. El empeño, la voluntad, el tesón, nos fermenta hacia la pasión y el
provecho positivo.
Cantemos ante la
experiencia de los nuevos días, que han de ser pregoneros de situaciones
singulares. Nos hemos de ayudar, y, desde ahí, desde nosotros, alcancemos a los
demás. Respetemos, miremos a los ojos e interpretemos desde la empatía que nos
embellece por dentro y por fuera.
Detectemos las
ausencias para llenar los huecos con esencias que no deben faltar en nuestras
vidas. Los perfumes más operativos son los que nos brindan sentimientos de
contento, de alegría, de vertebración, de transformación hacia las estrellas
que nos indican que la Eternidad es la clave. Cuando hay amor, ésta se produce,
y, lo que es más deseable, se multiplica y nos brinda Paz y Dicha. ¿Acaso no es
eso lo que queremos?
Juan TOMÁS FRUTOS.
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