Nos
ponemos a pasear por doquier, y somos en la sencillez del momento, que es la
que explica algunos porqués fundamentales.
Nos
instruimos con un poco de certeza, con la verdad de ser, de estar, de
compartir, de tenernos. Mudamos para llegar al punto de partida, del que nos
fuimos tan solo para atesorar la suficiente experiencia.
Ya nos
entendemos. Criamos los óptimos valores que nos transportan al anhelo del
equilibrio en la misma paz desde la justicia. Confluyen las circunstancias.
Las
fuentes manan sin cesar con sus elementos básicos. Comprendemos los contextos.
Calmamos los corazones, que han de latir para curar las premisas que nos
mueven.
Los
sueños se entregan a la realidad, y ésta se enciende con sus galas más
hermosas, que nos indican que podemos ser con claridades, en solidaridad.
Tomemos
la belleza como referente y seamos en las inclusiones que nos conducen por
puertas que se abren de un atractivo modo. Toquemos para avisar, sobre todo a
nuestro corazón.
Una vez
entremos en la fantasía cumplida estaremos en un mundo tal que, sorprendidos,
no querremos volver a nada anterior.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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