sábado, 10 de noviembre de 2018

Un hombre sabio


Dibujas la estampa de un toro como pocos. Pones verbos, adjetivos, adverbios, ganas, empeños, coraje, simpatía, sensaciones, razones, instantes, fe... Regalas todo con tu palabra fácil, con una oralidad que fecunda el paisaje de las ondas, de las imágenes, de las conversaciones cotidianas.

Viajas por doquier en pos de la fiesta, para verla, para saborearla, para compartirla, para brindar cuanto es, que surge gracias a ti a través de un universo de percepciones comprometidas. Nos abonamos al afán mayúsculo mediante tu estampa, que reparte unión, decoro, honor y educación. Pocos hay que se te igualen. 

Conversas. Eres franco. Tu ejemplo es generosidad, que compartes de manera complaciente, como tú mismo te presentas. Hay dentro de ti una imagen de poderío, de valentía, de docencia, de tolerancia, de misterio, de parsimonia, de aguante. Coges el capote de la vida y la espada de la muerte con rodadura, contento.

Hace tiempo que te conectaste a un cosmos singular, y éste, por ello, lleva, en parte, tu nombre, que viste, especialmente, de "grana y oro". Es tu traje favorito, o se asemeja al que te gustaría calar en un tiempo estelar.

Hablo, con el corazón, de Mariano Molina. He aprendido en estos años, ya muchos, a valorarlo, a quererlo en el sentido de admiración y respeto entre compañeros de un viaje profesional que rezuma buenas cosechas al lado de personas como él.

Como conocen y se imaginan, estimados lectores, estimadas lectoras, es un tesoro de ser humano que nos emplaza a una mejoría constante. Por eso le pedimos que no cambie, y, sobre todo, que no se aleje. Nos reporta, su presencia, empatía, altruismo y pericia. Que nadie diga que hemos sido exagerados, que, en el mundo del toro, él sí que demuestra una sapiencia portentosa. Y, asimismo, en otros tantos territorios. Agradecido quedo. 

Juan TOMÁS FRUTOS. 

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