Es importante empezar el día sabiendo de los buenos
amigos. Es una fortuna contar con ellos. Nos agrada no sentirnos solos, aunque
a menudo esa soledad nos aporte dosis necesarias de fortaleza, como
refería Machado y como nos recuerda la poetisa María
Teresa Cervantes.
Las personas que nos apoyan son esas estrellas que nos
iluminan el camino y nos dictan los ritmos del corazón. Son unos bienes
inconmensurables que nos añaden buenos ejemplos y potencian así las más
hermosas virtudes.
La salud y el amor (junto con el suficiente dinero, que
contribuye a la dignidad de lo cotidiano) son baluartes con los que crecer. Ahí
los amigos son Soles y Lunas que
fomentan el transitar con solvencia y paso firme.
Por eso nos procuran tanta jovialidad que hemos de intentar
merecer con correspondencias espontáneas y no obligadas, con solidaridad y
ansias de cooperación altruistas y sinceras.
Contar los unos con los otros en el universo social es
una dicha en todos los ámbitos. Cuando así lo veamos podemos estar convencidos
de ir en la más sabia dirección. El día comienza, y hay toda una ruta de
creencias y de querencias por conseguir, mantener, compartir y extender.
No dejemos sin atar ni un sólo segundo del positivismo
que nos expande. Lo bueno de éste es que hay tanto como queramos. No se agota.
De veras.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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