Experimentemos, por favor. Deberíamos contarnos lo que
vemos, cuanto somos, en esta noche que es día, en el inicio de unos tiempos que
nos conducen por sendas de pureza y amor, de entrega y anhelos por y para la
libertad. Desarrollemos capacidades.
No extingamos los pronósticos, que nos han de
permitir aguantar las fortunas dispares. No seamos hipócritas. Nos debemos
importar. La proximidad ayuda. Tengamos cerca, precisamente, esas aguas que
refrescan, desde la autonomía, presintiendo aquello que alberga motivaciones
para adelantar y motivar los pasos, que no han de
aceptar los ritmos pretéritos. Exprimamos el futuro.
Procuremos los instantes más interesantes, los que son en
las vaguadas de la vida, que podemos y debemos superar. No nos quedemos en los
prolegómenos. Podemos ser muy dichosos en los instantes de crisis, por duros
que sean.
La existencia está plena de querencias, si las sabemos
buscar. No platiquemos en lugares vacíos. Podemos ponernos en marcha sin
pérdidas de tiempo. El gozo, con moderación, con riesgos, está ahí. Conectemos
con el nuevo día. Aguarda, en silencio, para que lo hagamos. Puede que sea
cuestión de entrenar más. ¡Adelante!
Juan TOMÁS FRUTOS.
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