Miro la
memoria y te veo a ti. Tus ojos demuestran paz. No hay nada escaso en tu
ecosistema, al menos nada de valor falta. Nos concentramos. Haces todo hasta
sin moverte.
Se
suceden los buenos encuentros tras de ti, por ti. Posees un don natural que
cura tan solo con ese tacto tuyo que no tiene nada de original, pero sí de
verdad, de autenticidad. Descubres lo sencillo: contribuyes a que lo crucial
sea.
Te has
convertido en un hecho que nos permite salvarnos. Los vientos funcionan: mandas
lejos lo inservible. Nos declaramos con pronósticos de amor espiritual. Estás
dentro de mí.
Percibes
algunos motivos, puede que todos. No lo sabes, pero marcas una tendencia que
nos sigue continuamente, porque vamos contigo. Tu bondad opera como
un talismán.
Descuellas
en lo grande y en lo nimio. Nos regalas ciencia y humanidad. Somos lo mismo que
tú, por tu intercesión: enganchamos. Eres importante. Ocasionas que la
misericordia, que la caridad, sea el exponente del gran viaje de la vida. Nos
vemos en ti con lo mejor de cada cual. Te lo agradecemos.
Hay
desafíos en tus actividades, en tus simbolismos, en lo minúsculo incluso. Has
asumido una gran carga: existes en positivo. Me encanta la grandeza de tu
humildad.
Una y
otra vez efectuamos algunas cuentas, y salen. ¡Gracias por estar ahí!
Juan TOMÁS
FRUTOS.
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