sábado, 2 de noviembre de 2019

La necesaria caridad


Miro la memoria y te veo a ti. Tus ojos demuestran paz. No hay nada escaso en tu ecosistema, al menos nada de valor falta. Nos concentramos. Haces todo hasta sin moverte.

Se suceden los buenos encuentros tras de ti, por ti. Posees un don natural que cura tan solo con ese tacto tuyo que no tiene nada de original, pero sí de verdad, de autenticidad. Descubres lo sencillo: contribuyes a que lo crucial sea.

Te has convertido en un hecho que nos permite salvarnos. Los vientos funcionan: mandas lejos lo inservible. Nos declaramos con pronósticos de amor espiritual. Estás dentro de mí. 

Percibes algunos motivos, puede que todos. No lo sabes, pero marcas una tendencia que nos sigue continuamente, porque vamos contigo. Tu bondad opera como un talismán.

Descuellas en lo grande y en lo nimio. Nos regalas ciencia y humanidad. Somos lo mismo que tú, por tu intercesión: enganchamos. Eres importante. Ocasionas que la misericordia, que la caridad, sea el exponente del gran viaje de la vida. Nos vemos en ti con lo mejor de cada cual. Te lo agradecemos.

Hay desafíos en tus actividades, en tus simbolismos, en lo minúsculo incluso. Has asumido una gran carga: existes en positivo. Me encanta la grandeza de tu humildad.

Una y otra vez efectuamos algunas cuentas, y salen. ¡Gracias por estar ahí!

Juan TOMÁS FRUTOS. 

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