Nos ladeamos
para ver con perspectiva.
Desde que nos enamoramos
estamos en otro planeta.
Nos hay más ansia
que estar cerca.
Nos vemos
con razones ilógicas,
subjetivas, extraordinarias,
que nos dan una nueva óptica.
Nos admitimos
con magia y algo más.
Nos ladeamos, repito,
para ver mucho más.
Juan T.
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