Nos instalamos
en ese amor
que pinta el retrato
del deseo.
Nos damos riqueza
inmaterial, llena
de purezas y sensaciones.
Nos entusiasmamos
con una capacidad
que nos facilita el camino.
No hay secretos.
No los buscamos.
Somos en la dicha eterna.
Nos queremos
como si siempre hubiera sido así.
Me siento en una condición
cómoda y sensacional.
Nos hacemos ver.
Juan T.
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