Ultimamos los deseos
con una paz que nos trasmite
calma y provecho amoroso.
Nos cobijamos
entre almohadas ideadas
para nosotros.
Estamos donde debemos.
Ya lo percibimos.
Parece un milagro.
Puede que lo sea.
Lo importante es que nos reconocemos:
hemos decidido no parar
y seguir por la senda más maravillosa.
No pararemos.
Juan T.
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