Me recreo en ti, en tus movimientos, en tu estela, en ese carisma que surte todo tipo de efectos. He crecido como persona desde que te conozco.
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Me brindas razones, pero yo solo busco tus conversaciones hermosamente cariñosas, tus silencios, tus admiraciones, esas palabras que suenan a todo lo mejor del mundo envuelto en azúcar y en turrón de chocolate.
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Me encuentro con tu nombre, con tus sonidos, con las travesías hacia un mundo interior que está por descubrir, pese a su cercanía. Me has dado muchas emociones. Te hablo con todo mi corazón.
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Me has venido con mucho amor, que hemos multiplicado hasta llegar a la Luna. La fiesta de emociones nos da unos aires de libertad difícilmente descriptibles. ¡Llevas tanto dentro! Pasamos las jornadas con un gran humor.
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