Esta tarde no te veo. Has desaparecido de mi entorno. No hallo nada agradable. La tensión me devora y lamento el tener que soportar un estado de ánimo inusual que me ha estropeado todo cuanto tenía sentido.
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Me envuelvo en una manta oprimiente que aligera ese paso en el que creí cuando estábamos a tiempo.
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Me has llamado y te he hecho tanto caso que ya no acierto con las soluciones. Me has hechizado.
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Gano la terrible partida con una inquietud que traza la línea de la concordia.
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