Te alzas
majestuosa, linda,
única en un espacio
que se creó
para los dos,
aunque no lo aprovechemos.
Falta fuerza
y hasta valor
para seguir los dictados
de unos corazones
rotos por la historia.
Sin embargo, la historia
hoy se cambia,
puede mudar su estampa
y su interior
con resortes presurosos,
preñados de sensaciones
y de caricias
que extenderán sus fines
y, por qué no, también sus besos
en el objetivo sincero
de ser felices
agarrando nuestras manos,
inmiscuyendo las sensaciones
para que confundan
en un mestizaje cálido
y reparador de experiencias
que no nos fueron tan bien.
Hoy te alzas,
y te veo ahí,
linda, preciosa, querida.
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