miércoles, 16 de diciembre de 2009

Oportunidades desde la legítima fe en la Comunicación

Hay múltiples ocasiones. En todos los aspectos vitales podemos añadir cuanto queramos. La existencia es una cuestión de confianza. Lo es. Sí, en todo y nada, con profundidad manifiesta. Hoy mantengo que podemos comunicarnos, que podemos ser una piña, con todas sus diferencias, con caracterizaciones más o menos complejas, con límites destacados, con unas voluntades que nos podrán oprimir con enterezas más o menos firmes, con unas lindezas que nos han de hacer fraguar una nueva materia. Juntos podemos, todos podemos. Es cuestión de afirmarnos en nuevos propósitos, que quizá sean reiterados. Puede que sean los de siempre. Seremos capaces de aquello que nos digamos, de lo que nos propongamos. Hoy somos positivos, y eso es lo que trato de mantener.
Hemos de liderar cambios, con mutaciones tranquilas, buscando unos nuevos momentos, que serán nuestros, que nos erigirán en posiciones de cambio, en nuevas caricias, en perfiles nobles. Llegaremos donde queramos, como queramos, buscando no estar entre opresiones más o menos lindas. La hermosura tiene que ver con los proyectos, que juntaremos, que uniremos, que volcaremos con destrezas donde sea menester.
Las aspiraciones han de ser el llegar a los demás, el concebir esperanzas, el tocar las posibilidades con prudencias, con vertientes sólidas, dando lugar a abrigos con esperas novedosas, con flamantes caricias, con voces que susurrarán que podemos llegar tan lejos como queramos. Lo haremos. Estamos seguros. La justicia tiene que ver con ello igualmente.
La vida es una manojo de oportunidades que hemos de dejar crecer en un entorno que hemos de procurar que sea natural. No debemos pisar la hierba que nos alimenta, que nos ofrece ocasiones de aprendizajes múltiples. Lleguemos, llegaremos, podremos, seremos. La existencia nos consigue múltiples ocasiones para ser felices. Es cuestión de desearlo, de querer, de estar, de acercarnos con el afán de aprender a hallarnos, que seguro que podremos. No nos defraudemos.
Los fines han de procurar estar con sentido, con equilibrio, dedicando tiempos, formas y espacios, y recorriendo los itinerarios en los que somos, o podremos ser, aptos para un nuevo lenguaje o para-lenguaje, o metalenguaje. La paz y el bien vienen de aspectos sólidos con los que afrontar nuevas oportunidades sin más negocio que el estar bien. No aspiramos a más, pero tampoco a menos.
Sonreír desde la cercanía, apaciguar los ánimos, buscar el entendimiento equilibrado, suponer dando más querencia de la que nos solicitan, sentir entre materias y objetos, hallar sin más finalidad que el ser dichosos, presentar respetos que regalarán paciencias y visiones oportunas, quedarnos en el mismo inicio, para regresar mañana con otro ciclo….
Miremos para advertir lo que nos rodea, y no dejemos que nada se nos escapa a priori. Por lo menos hemos de intentarlo. Que no se diga que no hemos tenido la suficiente visión. Tengamos la fiesta en su sitio, y volquemos todas nuestras confianzas. La fe que profesamos es tan legítima como oportuna. No brindemos a una entelequia que no vemos, y que puede que no exista, y seamos prácticos desde la subjetividad.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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