La situación es la que es, y debemos reconocerla sin paliativos. La crisis está ahí, y hemos de mirarla a la cara para afrontarla. Ha terminado un año complejo en muchos ámbitos, y también en el periodístico-comunicativo. Quizá es un buen momento para hacer un balance, aunque sea una valoración transitoria, pendiente de resolución con lo que ha de venir en los próximos meses. El 2009 pasará a la historia como el año de la crisis, de la gran crisis, de esa mala coyuntura largamente anunciada, y, por desgracia, vivida en nuestras propias carnes. Junto a una crisis ya compleja, el sector de la comunicación protagonizó uno de sus peores momentos: se perdieron en el contexto nacional más de 3000 empleos de periodistas; y, en el caso de Murcia, muchos medios redujeron sus plantillas como consecuencia de una merma sustancial en sus ingresos publicitarios, que llegaron a caer, en algunos casos, en más del 50 por ciento. Incluso hubo varios que cerraron con el coste profesional que ello supuso, sin olvidar la menor oferta informativa con la que se ha quedado la sociedad murciana.
Todo no fue malo, o eso pensamos. Fue también el año de la puesta en marcha del Colegio. Como no pudimos elegir el momento, no debemos quejarnos, sino afrontar las circunstancias existentes. La coyuntura no podía ser peor, pero también creemos que, en las dificultades, en las necesidades, surgen apuestas decididas por una mayor unión que nos conduzca por sendas de mejora sustancial.
En 2009 hicimos un estudio que hablaba de que somos un sector joven, pues casi el 70 por ciento de los trabajadores tienen menos de 40 años. Por otro lado, se hablaba de precariedad, con dos tercios de informadores sin contratos fijos (un tercio son autónomos). Se indicaba también que hay más de un 20 por ciento que trabaja todos los fines de semana y que acaba más tarde de las 22:00 horas todos los días, con lo que ello implica desde el punto de vista de la conciliación con la familia. Finalmente, y entre otros datos, reseñábamos que más del 50 por ciento recibían menos de 1.000 euros por su trabajo. El panorama no es nada halagüeño con los datos en la mano.
Por ello, el Colegio incidirá, sobre todo, y dado este panorama, en cuestiones formativas, de asesoramiento, programando becas y actividades culturales y educativas en el sector, y se ocupará también de intentar que el sector recupere el viejo prestigio perdido. Los periodistas nos hallamos a la cola en cuanto a valoración social, y eso debemos cambiarlo. No olvidemos que, sin el crédito de la sociedad, no somos nada. Por ello nos encantará poner en marcha comisiones de trabajo compuestas por trabajadores y directivos de medios de comunicación en la idea de ir mejorando todo cuanto podamos. Lo lograremos.
Una de las apuestas por las que vamos a trabajar es la puesta en marcha de una Cátedra de Comunicación, así como para instaurar una potente página Web que nos permita ser referente en el ámbito comunicativo dentro y fuera de la Región. Hacen falta recursos para ello, y seguro que llegarán. De momento, tenemos lo más importante, que es ilusión, que esperamos que no falte.
El sector, pese a sus demandas y necesidades, frente al intrusismo, la precariedad, los bajos salarios, las presiones por falta de personal que a veces redunda en una merma en la calidad, sin olvidar la deuda que tenemos con nosotros mismos para recuperar la honorabilidad que nos hacen perder ciertas prácticas, como el mal periodismo del corazón o el surgido de los “realities”, en toda esta situación, los profesionales de la comunicación, decimos, tenemos por delante importantes desafíos que seguro que vamos a superar, a pesar de las dificultades.
Intentaremos, por ende, ser una institución fuerte, bien preparada, para poder ayudar a todos y cada uno. Convertirnos en referencia para solventar en común los problemas y para potenciar las virtudes existentes es el emblema con el que estamos trabajando. Nos moveremos sin prisa, pero sin pausa.
El 2009 ha sido un año complejo, con altibajos, con luces y sombras en todos los ámbitos: el económico, el político, el social, el cultural, etc. Aprovechemos la experiencia de lo vivido para sacar partido a las circunstancias que tenemos por delante. Juntos, como venimos diciendo, seremos capaces. Seguro. Tengamos presente, pues, la cosecha de la experiencia, y también de los años. Tras los balances y las interpretaciones, toca la movilización y la puesta en marcha de actividades y de actuaciones que nos conduzcan donde todos debemos estar bajo la repetida y necesaria premisa de que la unión hace la fuerza. Si detectamos los ejes de la situación, como hemos hecho aquí con algunos de ellos, daremos con solventes soluciones que nos ayudarán de manera conjunta.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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