La verdad es que si alguna vez me quisiera manifestar literariamente a través de un color me gustaría que fuera el azul, ese azul de la credibilidad y de la hermosura inteligente e insinuada que nos ha de proponer el regalo de la emoción. Eso, el azul, este color, lo que significa, es lo que nos brinda la publicación de un grupo de amigos que no sólo se divierten sino que también muestran su talento y su devoción por el mundo de las letras. Se llama, esa publicación, precisamente así: “Manifiesto azul”.
La portada y la contraportada llevan ese color, pero el resto de las páginas juegan con colores y sabores, con multitud de ellos. Aprecio la sencillez y el esfuerzo cuando lo veo, sobre todo cuando les acompañan el intelecto casi en estado puro, no mancillado por el paso de los años o por lo que consideramos oportuno o correcto según las modas y lugares. Aquí no hay más compromiso que con las letras, con la poesía, con la narrativa, con las sensaciones y los sentimientos, con el proceso que todos llevamos dentro, pero únicamente unos agraciados son capaces de exponerlo. Es el caso. Ellos lo son.
Relaciones, sonatas, música, los tópicos de la lectura juvenil, el cine, los viajes, los ascensores, las salidas hacia no sabemos dónde, los dragones, los elixires existenciales, los momentos de gloria silente y anónima… Todo, incluso con la soledad y la incomunicación de fondo, es sensatamente insensato en lo que aquí se escribe, en lo que se narra, con el protagonismo incierto de no saber hacia dónde progresar o movernos.
El cómic, los momentos perdidos de la infancia o de otras etapas existenciales, los asuntos principales de toda vida, los instantes de pasiones tan abiertas como petrificadas, los dones que son regalos del destino en forma de losa, etc., todo ello y mucho más que no podemos simplificar en sencillas palabras definen bien, pero cortamente, lo que se intenta expresar en unos textos que crecen como la levadura y aciertan más con el paso del tiempo, con la relectura, con los objetivos que escribimos entre certezas difíciles de imaginar. Ha sido para mí un gozo su seguimiento.
El azul se ve y se palpa por todos los textos, y también en las penumbras de relatos que caracterizan y distinguen lo que podremos referir con cuerdas y linajes variopintos, como los que nos regalan este ramillete de gentes jóvenes y decididas a ser más que un nombre conocido en la literatura, con ella, entre ella misma.
La obra en cuestión se subtitula “Fanzine de literatura e inquietudes varias”. Se trata del número 9, editado por el autodenominado “Colectivo de Iletrados”. Desde luego, inquietudes hallamos muchas, pero iletrados iletrados no lo parecen, no lo son. Todo lo contrario. Les traslado mi enhorabuena por tan magnífica labor.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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1 comentario:
No pienso meterme con el artículo, porque francamente es genial..pero sí con el color, ea...¿que le pasa al mundo con el color azul?...si conzco a mil personas, a novecientas noventa y nueve les gusta ese color..¿no hay más colores en la paleta?...está bien, te acabo de decir lo mismo que le digo a los demás, nada original, pero me intriga.
Yo me decanto por el verde y el turquesa...me aportan energia.
Besos.
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