Aparezcamos con todo lo posible en la idea de llevarnos bien, equipándonos con actitudes de universales facturas. Miro con tu perspectiva. Es tuya. Convengo que sea así. Recuperemos espacios y conceptos. Me entrego a tu causa, a todas las causas posibles, y soy entre las conversaciones societarias que nos invitan a trazar el mejor itinerario. Hemos asumido el coste de emociones que no terminamos de contemplar con luces y sombras. Buscamos palabras que son, que nos determinan sin ofensas, con participaciones de creencias que constituyen puntos de partida hacia ese momento más sincero. Nos hemos visto con afán, sin artificios, entrenando los motivos para que se hagan un poco de hueco.
Hemos aspirado a tomar en consideración un poco más de lo que podrían ser criterios con los que amar y ser amados. No podemos trabajar con fantasías únicamente. Son necesarias, pero precisamos unas cuantas reacciones sacadas del mismo acontecer diario. Nos hemos de servir, todos, de referencia. Las intuiciones nos han de sacar de las bases que serán alturas con miradas señalizadas. Nos avisaremos.
Suponemos el todo que nos calma con recreaciones de posiciones sin dominios claves. Veamos lo que se dice. Nos queremos. Hemos asumido que nos propongamos unos caminos de penitencias brillantes con las cuales adquirir una nueva tendencia, un flamante hábito, con el cual podremos consagrar las viejas aspiraciones. Tenemos que dotarnos de más sentimientos. Con ellos seremos y podremos.
Solicitemos algunas posibilidades con unas bromas que han de partir de un reglamento no escrito pero aceptado por todos. Los diálogos han de diseñar el momento, el ritmo y las cadencias con las que nos animaremos a ser nosotros mismos con una sinceridad nada oculta. Hagamos que la señal sea querida, que se ponga en el sitio más convenido. Nos hemos de estudiar con una base que nos suponga aumentos de ese intangible que sabe a comprensión, a entendimiento. Hagamos que todo sea del mejor pelaje que podamos. Hemos atraído esas pasiones que nos alimentarán durante varias etapas renovadas y refrescadas en sus esencias.
Notifiquemos, cada vez que podamos, las resoluciones que nos podrían convenir antes o después. Hemos de ayudarnos a confiar en lo que nos implica desde la docencia en estado puro con sabias y queridas intenciones que no son fines sino inicios hacia la escalada de las dificultades. Ultimemos los detalles con unas sintonías que nos deberán gustar con unas dudas y unas conclusiones. Hagamos que los planos de detalle muestren lo que merece la pena. Es cuestión de incidir en paz y armonía. No debemos sentirnos condicionados. Creemos, y lo narramos. Aplaudamos lo fundamental y lo accesorio con una empatía que nos ayude a ser magníficos a partir de lo sencillo. Continuemos sin diluir las fortunas del aprendizaje, que hemos de considerar como contribución societaria desde todos los vectores posibles.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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