martes, 18 de mayo de 2010

UN POCO DE FILOSOFÍA SOBRE LOS MEDIOS

La profesión periodística precisa de una serie de consideraciones sobre lo que es su dinámica diaria, acerca del fenómeno de las empresas en las que la ejercemos, y sobre los problemas y puntualizaciones que hemos de asumir para que se resuelvan en el plazo más oportuno y con la contundencia que sea menester. No podemos mirar para otro lado. Las interpretaciones que surjan o que vayan construyéndose, que, además, deben ser plurales, han de servir de cimiento para ese futuro en el que todos creemos, a pesar de los problemas existentes. Los procedimientos, que defenderemos abiertos, nos han de ayudar a una construcción más meditada y compartida.

Un libro de reciente aparición y que ha sido el fruto personal de diversos análisis, así como del acopio de ideas y de experiencias en estos últimos años, lleva por título “Sensaciones Mediáticas”. Lo son como se puede advertir tras una somera lectura. Pensé mucho en la denominación, hasta que llegué a una que me encantó. El nombre se debe a que contiene, precisamente, sensaciones, impresiones, sobre los medios de comunicación, sobre los profesionales que trabajamos en ellos, acerca de los procesos de comunicación y sus claves, a propósito de sus desafíos y sus retos, de sus circunstancias, de sus condicionantes... Es toda una filosofía que he ido recogiendo de lo que he vivido y de lo que otros me han contado, tal y como le referencié a Manuel Herrero en una entrevista aparecida en el diario La Verdad. Hay años detrás de todos estos pensamientos que surgen en esta obra. No defiendo ninguna verdad, sino la relatividad de las cosas. Lo que sí busco en la defensa de una discusión limpia y exenta de acritud. Todos podemos contribuir a la mejora del sector, y para ello debemos hablar de él.

Este opúsculo, no muy largo, es la consecuencia de meses de trabajo. Son piezas sueltas que he ido uniendo más tarde bajo la cohesión y el paraguas de la comunicación misma. El nexo común es la concordia entre todos y el afán por defender una ética profesional y un respeto a los derechos de todos con las oportunas ponderaciones en caso de colisión. La idea de hacer el libro surge casi de manera espontánea, juntando algunos de los escritos que he confeccionado en el último año. Tras una intensa actividad hice una cierta selección de artículos de muy variada índole. De hecho, se trata de una recopilación de unos cincuenta artículos escritos en los últimos tiempos, como ya he subrayado, que son consecuencia de mi desempeño profesional y académico. Los he unido por bloques o apartados en los que me refiero a la crisis del sector, a la incorporación de las nuevas tecnologías, a la necesidad de una ética y deontología profesionales para refrescar las tradicionales funciones del Periodismo, así como sus objetivos de servicio a la sociedad. Le comenté esto a Antonio Abril y a su compañero Joaquín Vera, y me dijeron que editarían la obra junto al Ayuntamiento de Las Torres de Cotillas, como así ha sido. La verdad es que me siento muy confortado y muy agradecido por las gestiones de todos cuantos han intervenido en la realización de una obra que me llena de orgullo. Además, la portada y la contraportada son una maravilla: han sido realizadas por mi buen amigo Juan José García Jover.

Persigamos el equilibrio

Entre las defensas más firmes que hacemos en este trabajo están la moderación y el equilibrio, que interpretamos que han de ser las referencias a tener en cuenta. Me gustaría destacar que, pese a mi visión apocalíptica de la situación del sector periodístico, entiendo que la actual crisis se puede superar con el consenso de todos, esto es, de las empresas, de los profesionales, de las Administraciones Públicas y de las diversas entidades del sector, así como con la complicidad positiva de la sociedad. Hemos de fomentar estas actitudes de mejora y de traslado tranquilo a otra realidad basada en el acuerdo y en el pacto. También hablo de la labor repetida, y cada vez más fortalecida, que desempeñan los Colegios Profesionales, como el de Murcia, y las Asociaciones de la Prensa. Estas entidades han de convertirse en mejores referencias ante lo que acontece. Han de ser más reivindicativas. La máxima de su actividad debe ser conseguir que crezca el sector bajo la aseveración de que la unión hace la fuerza. Así es, y así lo subrayamos. Lo dice el aserto castellano y ahora se repite en otros planos aquello de que juntos podemos. Lo creo personalmente. Además, cada vez que miramos atrás observamos que toda conquista social o profesional, la de cualquier colectivo, ha estado asociada, indudablemente, al quehacer del conjunto, que es una divisa válida para salir adelante. La vida es un acopio de tareas donde todos tenemos algo esencial que destacar. Recordemos que el silencio y la inacción no son rentables en modo alguno.

El gremio periodístico vive una etapa compleja, complicada en sus orígenes y en sus manifestaciones. Son muchos los problemas, y también ha sido excesiva la inacción hasta ahora. Debemos procurar su solvencia y salubridad lo antes posible. La resolución pasa, indefectiblemente, por la detección de los fracasos que se han producido hasta ahora, para a continuación chequearlos y resolverlos. Uno de los puntos en los que incido es, precisamente, en la labor de las entidades profesionales. Todo organismo que tenga que ver con la comunicación o que se interese por los procesos periodísticos actuales debe referirse a lo que sucede y denunciar y pedir mejoras donde sea preciso. Tenemos que buscar la conciliación de intereses del sector en torno a los problemas de precariedad, bajos salarios, rotación de las redacciones, falta de especialización, intrusismo... Los ejes sobre los que ya trabajamos son la formación y la ética profesionales. Incluso estamos colaborando con las Universidades y sus Facultades. La Escuela de Práctica Periodística puede ser, en este sentido, la base de una tarea educativa integral y global. No permitamos que, por carencia de decisiones, todo quede postrado y enfermizo.

La conciliación es el cimiento y el sustento del quehacer de todo oficio o actividad del ser humano. La mancomunidad de iniciativas y de pareceres ayuda a que las cosas salgan adelante de la mejor manera posible. Juntos podemos y debemos. Huyamos de los tópicos y de los estereotipos manidos, y unamos las experiencias para afrontar un futuro que a todos nos pertenece por derecho, sin que sobre nadie. Vivamos en espíritu y en las formas, y demos con la resolución societaria de conflictos, de problemas y de dudas. La alegría por las obras bien hechas nos aguarda. La comunicación es multidisciplinar y a todos nos atañe. Por ello, precisamente, demandamos y reclamamos iniciativas solidarias.

No lo olvidemos. Somos los sujetos cualificados de la información, en palabras de Desantes Guanter. Debemos servir, desde el sujeto organizado, que es la misma empresa periodística, a ese sujeto universal que es la ciudadanía y cuyos intereses legítimos, en este caso a la libre afluencia y confluencia de informaciones y opiniones, hemos de defender sin vacilaciones. En juego hay mucho, ante todo el sustento de la democracia. Eso es. De eso hablo en este libro, que he escrito con el corazón en la mano y con el intelecto más entregado.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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