Permitamos que todo posea un sentido teniendo en cuenta las diversas influencias que provienen de los procesos de relación y de la misma naturaleza del comportamiento humano. Todo es importante, y así debemos verlo.
Hagamos caso a cuanto nos rodea con el afán de un entendimiento que ha de multiplicar las docencias entre todos los que nos rodean. No pensemos en no hacer, sino en realizar muchas cosas, cuantas más, mejor.
Los objetivos de la vida han de ser aprender y compartir. No nos llevaremos nada en las manos. Lo intangible, el conocimiento, lo que aprendemos, es lo que permanece ciertamente.
Seamos lo más diestros que podamos, y también intuitivos. No pongamos los ojos en direcciones que no nos conforman como personas. Los entornos han de ser cuidados igualmente. Las felicitaciones nos han de llegar desde consideraciones de planeamiento cercano, seguido de la voluntad más firme. Hagamos que todo funcione en un equilibrio que nos otorgue salubridad.
Las intenciones nos han de conducir hasta resultados que nos insuflarán los mejores resultados, si somos capaces de mirar con ese propósito. La comunicación, en éste y en otros casos, es la base de cuanto queremos conseguir, de lo que puede provocar sorpresa y grata admiración. Generemos una comunicación feliz.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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