jueves, 31 de marzo de 2011

Optimizar con mesura

Estamos inmersos en una enorme crisis económica. No descubro nada. Es más: la noticia más recurrente en los últimos dos años es ésta: el término está presente en el 60 por ciento de las informaciones con mayor visibilidad. Tanto es así que hemos saturado en exceso, y todo lo que sea economía se ve con desconfianza y perplejidad, hasta el punto de que se percibe esta coyuntura, en algunos estadios y estamentos sociales, como insalvable, lo cual no es bueno.

Lo que ha ocurrido en nuestro país en los últimos años es que hemos crecido mucho y muy deprisa, hecho que ha generado que dejemos por el camino valores que habíamos interpretado desde siempre como esenciales: nos parecía fundamental tener salud y amor, ser felices, contar con tiempo para los amigos y familiares, para descansar, para ser nosotros mismos, para analizar incluso cuanto hacemos…

Muchas de estas cosas las hemos sacrificado por un cierto camino de la precipitación, y, cuando la economía ha fallado o faltado, o ambas cosas, nos hemos encontrado con la frustración del tiempo perdido de Marcel Proust, y eso asusta, queridos/as amigos/as.

Por ello hemos de recoger la cosecha de esta puesta en cuestión, que es lo que significa en griego “krinei” (crisis), y, con un cierto propósito de enmienda, nos hemos de enfrentar a la situación actual en la idea de que, desde la generosidad y la solidaridad, podremos salir adelante. No debemos pensar en más alternativa que la búsqueda del equilibrio, de la justicia, de la equidad, refrescando los cruciales valores de la Democracia y de la buena convivencia.

La vida es política y economía, pero todo no resume en estos bastiones. Fundamentalmente somos seres humanos: es nuestro principal activo, y, como tal, lo hemos de defender. Probemos. Quizá podamos ser más dichosos, y con esa dicha creceremos en lo personal, en lo afectivo, en lo profesional, y con seguridad también en lo económico, pues la vida son ciclos que, en todo caso, hemos de saber optimizar con mesura y con buenas prácticas. Intentemos tener un buen día.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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