Precisemos los colores
que nos han de dar
las visiones más preclaras
para mejorar
en los trances existenciales,
que nos deben regalar
instantes apasionados.
Tomemos las riendas
del destino
con ese cariño
que ha de caracterizar
lo que somos
y algunos porqués.
No hay personalismos.
Debe haber personas,
y, desde los sentimientos,
hemos de crecer creyendo.
Juan T.
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