Reservemos el pronóstico
hasta que sepamos
qué es el amor de verdad.
Miremos en los espacios
que podemos reconocer
sin largas esperas.
Hemos de contribuir
a la calma
que nos procura un afán
colmado de menesteres profundos
con los que salir adelante.
Firmemos en el corazón,
que sabrá qué hacer
cuando todo falle.
Juan T.
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