Sabes que los sueños
no hacen daño.
Lo que nos apena y afea
es no cumplirlos.
Sabes que las dudas
son deudas que se abonan
al final del trayecto.
Perfectamente conoces
el valor de los anhelos
que compartimos,
y eso nos hace felizmente vulnerables.
Sabes que hay querencias
en un cajón que hemos de sacar
para que, con aire fresco,
crezcan y se multipliquen.
Lo que pensamos
no nos daña en absoluto.
Lo que nos rompe
en mil pedazos
es no tenernos en este momento,
soñado lo efímero y presto a cuajar,
como te decía,
con un poco de aire.
Juan T.
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