Deberías saber
que mi felicidad
es obra tuya,
que mi bienestar
te debe todo.
Deberías compartir
los gozos y las luces
de mis pensamientos en los tuyos,
incluso en la distancia,
cuando nadie los interpreta, ni tú.
Deberías reconocer
el territorio del placer compartido
para expandirlo por espacios infinitos.
Deberías celebrar
la vida en potencia, sin trampas,
con ganas, explorando opciones
en las cercanías.
Deberías darme todo:
yo te respondería con mucho más.
Juan T.
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