Lo que nos cataloga con la fuerza de antaño nos incluye en una relación de fe, de esperanza compartida. Los horarios nos arropan ante lo que hemos de realizar.
Nos pedimos seguridades hacia un mar que nos envuelve con las dunas de un algodón claro. Nos pedimos separarnos para dar con lo que es esencial.
Lo que nos influye nos lleva por sendas de emociones que nos hacen liderar cuanto tuvo más que sentido en la noche más divertida.
Enrollemos lo malo, lo nefasto, y abundemos por capitales de caricias que nos liberen de cuanto no comprendemos. Podemos avanzar.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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