Me tranquilizas.
El corazón está en su sitio,
a tu lado, curado,
o en proceso,
que de todo hay
según las horas.
Me calmas
con tus miradas,
con tus roces,
con esas palabras
que tocan
el punto neurálgico.
Me sosiegas
con tus besos, con los abrazos
que inventan
la mejor realidad,
que distingue lo accesorio
y se queda
con lo principal.
Tocamos tierra.
Has hecho de mí
una mejor persona,
y por eso, sobre todo por eso,
te tengo que querer.
Me encanta el ciclo
que has despertado en mí.
Juan T.
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