Tocamos
ese deseo que surge
con la presencia más directa,
con el clamor
por el deseo
que nos ordena
hacia dónde ir.
El amor nos resucita.
Nos transfiguramos
gracias a él
y nos otorgamos ese don
que nos promueve
con los mejores cambios,
que predicen qué hacer.
Apostamos
por las virtudes
que nos convierten
en mejores personas.
Nos rozamos,
y todo ocurre.
Juan T.
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1 comentario:
No sabía que tuvieses un blog, lo he descubierto a través de Mariano y de otros que siguen también el mío, así que en él me quedo para poder disfrutar de tu sensibilidad poética y narrativa.
Un saludo
PD: supongo que ya no te acordarás de mí
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