Examinemos el fin
con suficiente afán reconciliador.
Respondamos
con la intención
que nos lleva
donde tenemos recetas perfectas
para amar y ser amados.
No cuadremos en balde.
Supongamos con reflexiones
que nos han de conducir
con rescates de preferencias singulares.
Nos hemos de especializar
con caricias y hechos adecuados.
Nos hemos de agradecer la estancia.
Todo lo bueno ocurre
y ocurrirá con justas dimensiones.
Debemos abogar por ello.
Juan T.
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