Bajemos al punto
del mejor deseo
y sepamos por qué hemos de ser
en el tránsito que nos lleva.
Nos debemos conducir
por ratos de amor
que nos dictarán
la suma y puede que también la resta
para dar con la absoluta multiplicación.
No digamos todo:
pensemos en los aires
de una juventud que será
por siempre si hay amor.
Lo hay,
y por eso estoy contento,
muy contento.
Juan T.
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