Convenzamos
al buen deseo
y pongamos el nombre
que toca,
el tuyo, el nuestro,
con una virtud
de genuino carisma
y cariño.
La felicidad
es esa impronta
que añade y propone
continuar al fin
desde un principio indeleble.
Esta mañana
te sueño,
y me río
porque eres real.
Juan Tomás Frutos.
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