Sabes que vivir es pensar, experimentar, seguir, sugerir, tocar, palpar,
comunicarnos con nosotros mismos, avanzar en progresiones que debemos compartir
en escenarios nuevos.
Nos hemos convencido con hechos, y por eso estamos deseando que llegue el
nuevo día, que nos inunda de emociones, de felicidad, en definitiva. Tenemos
suerte de ser en esa entrega mediata.
Desde esa óptica, surgiste como una diosa, y como tal me regalas un
planteamiento de equilibrio. Te confundes entre el sueño y la realidad, y, así,
abundas en todas las horas del día, que plantean regresos, convenciones,
uniformidades.
Nos hemos repuesto de las consideraciones de antaño, que nos han presentado
en los albores del día con la alegría suficiente para conocer el genuino
cariño, que nos corrige y nos hace mejores. Es un planteamiento natural, como
la flamante jornada, que nos brinda una oportunidad, y, claro, vivimos.
Reconciliación
Hay momentos en que te reconcilias contigo mismo, dándote cuenta de lo que
es importante. Me llama un antiguo amigo. Me actualiza sus vivencias, sus
peripecias. Está en el hospital. Miraremos con fe.
De pronto hemos pensado que esta noche vamos a hacer nuestra pequeña fiesta
sin ruido en su improvisada estancia. Tenía otra fiesta enorme, pero tengo muy
claro que, para mí, deberá esperar.
Además, en la mega-celebración nadie me echará de menos; en la de mi amigo
convaleciente, sin embargo, soy el principal invitado. Todos lo tendríamos
claro, ¿verdad?
Juan Tomás Frutos.
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