Nos distraemos
en los comienzos del día
con un amor sencillo,
irracional, genuino,
convenido con emociones
y cercanías
que nos proponen ocupación
en un océano de felicidad.
Estamos tranquilos.
Nos sabemos unidos.
Sin más,
sin menos, con deseos,
entre sueños.
Y nos distraemos.
Juan T.
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