Llega el deseo
y nos miramos
como si el mundo se acabara,
siendo conscientes de que apenas ha comenzado.
Llega,
y nos reconocemos
como si siempre hubiésemos estado juntos.
Puede que haya sido así,
y ahora nos demos cuenta,
por el deseo,
por la mirada,
por este final que es comienzo.
Juan T.
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