Cuajamos
la mejor faena
de nuestra vida.
Conquistamos
cimas sugeridas
en sueños,
y que ahora llegan
casi por sorpresa.
Brincamos
las montañas calladas
ante nuestro amor,
que ha de protagonizar
con insistencia
lo que tendrá sabor
a miel.
Eres ese caramelo
que endulza
mi garganta,
que regala placer,
que nos encarga
la paz
de las presencias
sin engaños,
que me ayudas
a formalizar la vida
en su misma esencia.
He tenido suerte
de que estés ahí
por pura casualidad.
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