Sigue
la vieja herida
de la soledad,
a la que no queremos
acostumbrarnos.
Continúa
el viaje sin destino
y pocos retornos
a esos momentos de amor
que tanto nos complacieron.
Persistes
en tu actitud retocada
de volver y volver
a donde no eres,
a donde no seremos.
Las costumbres
juegan malas pasadas
cuando no vemos
que nos distancian
de ese punto deseado
de paz y de amor.
Los ideales son
hasta cierto punto.
Ahora toca la práctica
en una nueva noche
de lucha apasionada,
en mil noches
de sueños estirados
hasta el amanecer.
No me digas
que no, soñadora
como yo lo soy,
y vente a esa verdad
que nos confiesa
cosas nuevas y olorosas
al oído.
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