Las emociones nos sirven para acercarnos, así como las reflexiones constituyen referencias para que se produzcan verdaderas comunicaciones. Lo ideal es hallar un paso intermedio, una comunión de intereses en todos los planos.
Agudicemos el ingenio y seamos capaces de dar con las imágenes que nos marcan con impresiones complacientes en las que todos somos capaces de arbitrar respuestas a las eternas preguntas y de dar con conclusiones que nos impliquen en aprovechamientos de las experiencias diarias.
No consumamos el tiempo sin sacarle un tanto de partido. Partamos de compromisos que nos conduzcan hacia motivaciones que nos alegren los días, que nos los hagan más dulces, que nos reconozcan en sus impresiones más hermosas.
Subrayemos lo importante, las principales ideas, los sesgos más maravillosos e importemos los motivos que lo son realmente. No dejemos sin solventar las caricias de quienes nos quieren y de quienes maniobran de verdad con el consejo de aquellos que gustan con calladas que nunca serán aceptaciones absolutas. Los avisos nos han de servir para ser dichosos.
Brindemos flores con registros considerados. Nos hemos de abrir de par en par con el reflejo más consolidado. Seamos en el otro diario, con la amplia decisión de comprendernos, de sernos, de auparnos, de considerarnos desde todos los ángulos. Impliquemos lo más considerable para aprender desde la máxima felicidad. Lo es, lo debe ser. Con la comunicación más, en todos los sentidos. Avancemos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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