Superamos las distracciones
con un beso
que sella el presente
y, sobre todo, el futuro.
Nos movemos
hacia esa voluntad que dirige
las impresiones
con un gusto externo
que vamos interiorizando.
Nos queremos sin rodeos,
intentando que las cuestiones básicas
funcionen con gratitud.
Todo aparece cuando es menester,
cuando es el momento,
cuando la señal nos justifica
lo que fue, es y será.
El amor nos cuida.
Juan T.
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