Atravesamos el mundo con unas velas cargadas de llamas amorosas. Nos presentamos con valentía, y con ella avanzamos.
Nada queda al albur del destino, si nos ofrecemos para transformar la realidad de la mejor manera posible. No nademos en una pecera.
Salgamos a alta mar y arriesguemos con el universo y sus circunstancias. No pongamos los pies donde nada tiene sentido. Es necesaria la seguridad en la existencia.
Igualemos los motivos para no marcharnos sin dar con algo de auténtico valor. Los conceptos universales son intenciones que nos pueden regalar buenos fines.
Contemos las ideas principales y relacionemos sus parámetros con las secundarias en un continuo hacer que denote progreso. Asociemos las premisas más hermosas.
Abramos los paraguas que nos eviten la lluvia, y, cuando ésta sea precisa, dejemos que nos moje con invitaciones a vivir. Todo está por hacer.
Juan Tomás Frutos
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